Los toldos verticales resultan una opción muy efectiva para cerrar una terraza o un porche. Disponer en su vivienda de una terraza en la que poder sentarse a descansar, relajarse y compartir momentos con la familia y los amigos es un lujo. Sin embargo, hay momentos en los que las condiciones medioambientales no son las más adecuadas y desistimos de pasar un rato en la terraza. Para que esto no pase, instalar un toldo vertical puede ser la mejor opción.
Lo mismo sucede con un porche en una vivienda unifamiliar o un adosado. Al tener un toldo vertical se puede continuar disfrutando del porche aunque haga viento, llueva o el sol nos dé directamente.
A menudo cuando pensamos en toldos se nos viene a la cabeza los que cuentan con brazos extensibles que estiramos y recogemos, pero también está la opción de que sean verticales. Este tipo de toldo actúa a modo de pared permitiéndonos disponer de un espacio cerrado pero a la vez ventilado, lo que lo hará ideal para, por ejemplo, pasar las horas de sol más intenso o resguardarnos del fresco nocturno.
En el caso de la terraza de un piso será suficiente con un solo toldo, ya que pueden hacerse de grandes dimensiones, para cubrir todo el hueco. Para un porche hay más opciones. Según las dimensiones y cómo esté planteado se pueden proyectar varios toldos pequeños que se puedan subir, bajar o dejar a media altura jugando con la ventilación y la luz o elegir un toldo vertical de grandes dimensiones que cubra todo un lateral.
Para hacer las esquinas si el porche no cuenta con columnas se pueden instalar unos perfiles que permitan fijar o anclar los toldos para crear un espacio más cerrado y mantener el ambiente interior a la temperatura deseada.
En cuanto al material, los toldos verticales admiten múltiples opciones. Se pueden realizar en lona de gran resistencia, en fibra de poliéster recubierta con pvc, en telas antirayos, antimoho, antipútrido e incluso con tratamiento contra fuego. Todo destinado a que el toldo vertical permanezca en perfecto estado durante muchos años a pesar de las duras condiciones climatológicas a las que se enfrenta al estar en el exterior.
Respecto a los colores y diseño, las posibilidades se adaptan a los gustos de cada cliente. La gama de colores es muy amplia dentro de que se elija una material opaco, traslúcido o incluso transparente. Por ejemplo, se puede combinar una parte opaca y otra transparente que haga el efecto de una ventana, pero también se pueden combinar colores lisos, con rayas u otros motivos. Aunque lo más habitual es que los toldos verticales para porches y terrazas sean de color crudo, beige o tierra, también hay toldos en color marrón, gris o terracota. La elección del color y textura de la lona es muy personal y marca el estilo propio que se quiere dar al espacio.
Otro de los aspectos que hay que tener en cuenta con los toldos verticales es la posibilidad de incorporarles un automatismo que facilite la extensión y recogido del mismo. Mediante un kit de motorización se puede recoger el toldo de manera automática, fácilmente y sin esfuerzos manuales. Asimismo en los casos en los que se busque preservar la tela de las inclemencias del tiempo o que se busque tener una temperatura concreta, se puede instalar un mecanismo que cuente con un sistema de programación. Este consiste en un luxómetro, pluviómetro o anemómetro que en cuanto detecta un cambio procede a recoger o extender el toldo. También se puede programar una franja horaria en la que, por ejemplo, el toldo se extiende para impedir que el sol caliente en exceso el porche y la casa. Todo un abanico de posibilidades para atender a todas las necesidades y gustos.